Hoy os quiero comentar la
importancia de la planificación deportiva, para incrementar las posibilidades
de rendimiento a lo largo de la temporada. A muchos nos ha ocurrido que a
principio de temporada empezamos con mucha ilusión de afrontar retos, motivados,
nos sentimos con fuerza, llenos de confianza y eufóricos y repletos de energía.
Pero a medida que avanza la temporada podemos desinflarnos y perder esa energía
inicial, vamos desmotivándonos e incluso pasamos por periodos de inactividad. Y
es que sin objetivo, es muy difícil mantener la motivación.
Mediante la correcta planificación podemos distribuir de forma razonada y ordenada una temporada, valorando el tipo de trabajo que necesitamos en cada momento y evitamos caer en la rutina y en la falta de objetivo. Lo ideal es programarlo en diferentes microciclos, ciclos y macrociclos, teniendo en cuenta el tiempo que es objeto de planificación y considerar las competiciones que queremos afrontar.
Es fundamental que los objetivos
que establezcamos sean los apropiados y ajustados a nuestra realidad, nuestra forma
de vida, tiempo disponible, estado de forma actual, e incluso nivel
adquisitivo. Si tengo un trabajo que me ocupa muchas horas, y además es un
trabajo físico, con cargas familiares que me dejan poco tiempo disponible, por
mucho que me empeñe y me haga ilusión, me va a ser muy complicado preparar una
prueba de larga distancia que exija entrenamientos de muchas horas. Querer no
siempre es poder, hay que echar mano del realismo y de tener los pies en la
tierra para evitar futuras frustraciones.
Para realizar una valoración
previa del establecimiento de objetivos, hay que tener especial atención en que
tengan la dificultad apropiada, ya que si son demasiado fáciles de conseguir
van a restar motivación, y si son demasiado exigentes pueden generar
frustración y excesiva presión, por lo que dejamos de disfrutar del deporte y
puede derivar en el abandono deportivo. Por lo tanto, deben suponen un reto
personal, pero tienen que ser alcanzables, que sean atractivos pero realistas,
que supongan un reto desafiante, pero valorando las posibilidades reales para
conseguirlos.
Si el objetivo final nos parece
muy alejado en el tiempo, podemos establecer objetivos intermedios que supongan
retos a corto plazo y que nos facilitarán el mantenimiento de la motivación,
ayudarán a construir la autoconfianza y además podremos comprobar nuestro
progreso hasta la meta final. Además será más fácil ponerle un sentido a los
entrenamientos siguientes y podemos incluso modificar nuestro plan de acción en
función de esos resultados. Por ejemplo si vamos a realizar una maratón y nos
quedan meses para la prueba, podemos establecer algún objetivo intermedio de
una media maratón o carreras más cortas.
Espero que os haya servido para poder
ver la importancia de la planificación de los objetivos. El cómo podemos
aumentar el control para fortalecer la confianza y la motivación para conseguir
llevar todos los entrenamientos, será motivo de siguientes artículos.
Silvia de Uña Tarragó
Psicóloga.
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